domingo, 5 de junio de 2011

Heroe del Asfalto

Llega un momento en el que uno se para en la cancha, pisa la pelota, y mira a los costados en busca de alternativas. El que tiene la capacidad de hacerlo, bien debe saber que es importante aprovechar lo que de allí surge, ya que andar por la vida para donde ella te lleve sin parar la pelota en momentos que lo ameriten, puede ser peligroso.

Venimos de la adolescencia con ciertos paradigmas de cómo manejarnos en la vida, como de hecho venimos haciéndolo, pero un conocido refrán dice algo así como no hagas siempre lo mismo si no querés que te pase siempre lo mismo. Entonces es ahí dónde uno no unde el botín en la redonda para patear hacia adelante, sino que apoya suavemente los tapones sobre el cuero, y piensa ¿ésto está sirviendo? Las amistades, si bien son las mismas, mutan a través del tiempo en salidas circunstanciales para pasar un buen momento nocturno, sin perjuicio de estar (como habitualmente se dice) en el momento necesario. Aparecen las novias, con etiquetas de quizás futuras damas de compañía eterna, y los solteros somos.... los solteros somos los que seguimos en esta autopista sin carteles de vialidad, donde no vemos bajada hacia la urbanidad donde hacer alguna parada placentera, sino sólo algunos rocanroles de camino que nos hacen pasar unos gratos kilómetros en la noche porteña. Es ahí donde comienzan las dudas, tal vez infundadas llegando a un cuarto de siglo de edad en esta vida... Pero que son incógnitas, lo son. ¿Existe en esta carretera el cartel de bienvenida donde decida dejar el auto en punto muerto y dejarme ahondar en una nueva y seductora plaza? Por lo pronto, sólo levanté el pié del acelerador en el carril de la derecha, y no porque esté aproximándome a alguna bajada.
Ya es el momento donde los caminos comienzan a delinearse, el grupo de amigos ya va tomando forma, hacia dónde van a ir sus vidas, ya no se presta tanta atención en qué se va a hacer el fin de semana, cita obligatoria de otros tiempos con la banda del barrio. Quizás se pierde ese enojo sano de no saber qué es de alguno del grupo en forma ininterrumpida. Las aguas comienzan a marcarse. ¿Será momento de tomar alguna decisión? ¿Habrá que dejar a la vida hacer de las suyas, que nos dé eso que nos tiene preparado, y soltar las estrategias, preguntas y repreguntas?.

Algunas veces voy por el carril de la izquierda, a toda velocidad, con las luces bajas y la iluminación tenue de la ruta, otras me corro a la derecha, sin punto medio. Aunque a veces duermo en la banquina... Siempre con mi música, con mi rock a todos lados, ese que nunca voy a dejar, aquél que me sacude el cuerpo y me purifica el alma, ese que no es una sombra, si no que se personifica en cada riff que trasciende mis oídos... Sólo resta saber cuándo vendrá la canción primitivia, y no tener más sobre mi corazón una cabeza.

Quizás hay que relajarse y continuar en este viaje así, como vaya saliendo... Confiar en que la ruta sigue más allá de las luces de la autopista y dejar que el cartel de Bienvenidos aparezca, o se siga escondiendo y encontrar en los kilómetros un nuevo destino. El asfalto está cada vez más duro, pero yo camino igual, aunque ahora paré a cargar nafta. El motor ya corcovea...

2 comentarios:

  1. Para seguir con tu metáfora, que me encantó, te cuento que he aprendido en este camino que el "cartel de Bienvenidos" se va alejando a medida que avanzamos. Creo que es lo que motiva a seguir y no estancarse en algún "pueblucho de mala muerte" a mitad de camino, un lugar de estancamiento y conformismo.
    Lo que tengo certeza es que todos transitamos el mismo camino, aunque creamos ser originales e innovadores. Lo que si es distinto en cada uno, es ese "cartel de Bienvenidos" y obviamente, en que algunos lo encuentran (o eso creen) y otros eternamente vagan en su búsqueda.

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