lunes, 29 de abril de 2013

EL RASTRO DE LA CONCIENCIA


Ves dónde estoy, dónde voy Lo que busco es el seguro estrecho De lo que va del dolor a la luz que me deslumbra, nena. Quiero llegar a poder, soportar toda la carga entera, de lo que más pesa hoy y no pesará mañana. Ya verás que las cosas tienen mucho por decir, y que el futuro no es incierto, para darme la espalda,

que no tiene soluciones de verdades ni la salvedad de los hombres que no quieren soportarlo ya.
En dónde estoy, lo que vas
a pedirme son mis ganas, nena.
Pero no sé dónde voy,
lo peor será distante y frío.
En el dolor yo no sé dónde viajan las estrellas
sobre qué piel debo ir a buscar las estaciones?
Acaso tienes olvidado ser el cielo,
lo que no tienen son verdades para mí,
y puedo ver lo que hay detrás de las ciudades,
todo ese frío que arrasa ha de venir.

Imbécil puedo llegar, por acá no hay estaciones, nena, mas el camino está empedrado de burladas cenicientas.

Lo que hay detrás del dolor, no lo quieras volver a ver, hay que volver si no se puede estar distante, que malas sombras hay en el camino aquel, que soluciones han traído estas verdades, nada puedo ver...


viernes, 25 de enero de 2013

MAESTRITOS CIRUELA


           A veces me pongo a pensar qué es lo que le pasa a las personas cuando las designan en un cargo superior al que ostentaban y, por ende, comienzan a poseer algún poder de decisión sobre determinada o determinadas personas. En todo sentido y aspecto lo pienso, profundamente y, si estoy en espacios de tiempo de esparcimiento, o hasta quizás antes de dormirme, inclusive. Qué sucederá, cuál será el mecanismo orgánico que a muchos los vuelve inmunes a lo que realmente pueda suceder en los ámbitos donde anteriormente ellos mismos se desempeñaban. O como diríamos en el barrio: el clásico “se olvidó de donde viene”.
            En mi no mucha pero no por eso imponderable experiencia laboral he conocido muchísimos Jefes, Gerentes, Gerentes Generales y hasta dueños de empresas o instituciones financieras. Realmente es ínfima la cantidad de estas personas que, si no te dicen qué relevante cargo ocupan, no te das cuenta. Ya sea por su simpleza, su forma de dirigirse a las personas (no me gusta la denominación “recurso” en ese sentido, somos personas, no objetos), cordialidad, hospitalidad, y podría seguir enumerando características agradables de una de esas personas que se me vino a la mente. Pero la mayoría de todo el resto, los que yo dí en nombrar “gerencias de papel” parecieran creerse ellos los dueños de la institución, por lo pedantes, soberbios, con síndrome de la pecera, ya que nunca salen de su oficina, pero sobre todas las cosas con una pérdida de valores éticos y humanos inconmensurable. Muchos prometen y venden humo al mejor estilo Passarella en River, otros se creen dueños de la verdad y entienden que, por estar en un cargo superior (aunque no muy) al tuyo pueden venir a contarte qué es la vida desde que naces hasta el día en que te llegue la parca. De hecho te van a decir cómo va a ser ese día, con la impunidad verbal de manifestarse como si ellos ya hubieran vivido una vida entera y te están contando cómo es.
            Qué es lo que les produce ese síndrome del autoritarismo propio de dar órdenes al estilo “me tienen que servir”, de subestimar al compañero. Porque les comento, Jefes que están leyendo, sus coordinados son sus compañeros también, y no entienden que a partir de la puerta de calle de la empresa somos todos iguales. Una vez, después de un intercambio no muy cordial, le recordé ésto a quien vino a hacerme de Maestrito Ciruela tantas veces y con una soberbia, que me llegó al límite. Le hizo bien recordar que en el DNI sigue siendo un ciudadano como yo, y no era el jefe de mi vida si no de un trabajo.
            ¿Tendrá que ver con la cultura argentina? Digo ésto teniendo en cuenta lo simbólica que es la política en este sentido. Pónganse a pensar y díganme cuántos políticos honestos conocen. Traten de despojarse de toda ideología política, no me refiero a eso. La honestidad no tiene colores. ¿Quién no se ha mareado y perdido la humildad en el atril? Quizás también sea un horrible rasgo de la humanidad. Antiguamente han existido batallas interminables por el poder. Un caso emblemático es Cristina Fernández de Kirchner, hablando desde su micrófono cual madre a un chico de 5 años cuando cometió una travesura pero, en el caso de ella lo hace constantemente. ¿Quiénes creerán que son? ¿Creerán que la vida los eligió para conducir los designios de toda una masa ignorante de pueblo? ¿Quién pudo ser tan mentiroso, mentirle a tanta gente, o cómo se trata eso, científicamente?.
            Con esto no quiero ser injusto y olvidarme de la grandeza de los grandes, valga la redundancia. Me pasan por la mente 2 jefes que he tenido y un vicepresidente de una institución que realmente han sido de excelencia. La humildad se valora muchísimo y muchos parecieran tan poco inteligentes que no lo entienden así. Por el contrario. Exceden de la soberbia y pedantería.
            Hoy muchas personas sufren este maltrato, indefensos por no tener a quién recurrir presionados por la necesidad de trabajar. Debería ser uno de los tantos llamados de atención a esta nación tan mal educada, adolescente e ignorante que somos, creyéndonos así avasallar y ser exitosos.