jueves, 6 de octubre de 2011

Y cuánto habrás pagado por el precio de tu sombra...

Hay un problema recurrente en mí, que ahora estando en cama desde hace unos días no para de dar vueltas en mi cabeza. Y tiene que ver no tanto con el trabajo en sí, si no con quiénes trabajan con nosotros. Me he encontrado con excelentes personas en mis ocho años de trabajo pese a mis veinticinco de vida pero, como todos sabemos, siempre está EL hijo de puta. Uno, nunca falta. Siempre me trajo dolores de cabeza cómo lidiar con esa persona. Ocurre, que en los últimos tres años he conocido a la peor de todas, y actualmente me encuentro frente a una cuasi secta numerosa. Por qué será que a cambio de dinero y poder la gente desprecia totalmente los valores que caen verborrágicamente de sus labios cual Anibal Fernández en sus escandalosas declaraciones... esa es la pregunta que me sobrevuela para, de alguna forma, tratar de entenderlos, racionalizarlo. La moneda de cambio es la sumisión al maltrato, la mentira y hasta el sexo... ¡Pero consentido! Una de las figuras más grandes del rock nacional dice en una de sus letras "y cuánto habrás pagado por el precio de tu sombra"...
Evidentemente, es algo que no sé manejar. Soy de esas personas que no se callan ante nada, políticamente incorrectos y que le dicen en la cara lo que pienso a cualquiera. Pero... de qué sirve? cuál es mi "negocio" ante ésto? Cuál es el fruto de enrostrarle lo que son a personas que no les interesa el aspecto humano de quienes son sus subordinados? Hasta el momento, éstas son para mí preguntas filosóficas como de dónde venimos y hacia dónde vamos. Lo que más me llama la atención, es que esta gente es la que siempre logra crecer en cuanto a escalafones se trate. Algún religioso podría decirme quién soy yo para juzgar a los demás. Pues bien, puedo decirles que me chupa un huevo su sugerencia. Respeto sus creencias, pero no creo en ningún cuentito así que tendrán que respetar (desde su propio significado etimológico "volver a mirar") la mía, en la que sí puedo juzgar a quien considero mala leche, que obra con maldad como unico medio de obtención de poder y dinero, ya que por suerte no soy así ni me rodeo de sus similares.
Entiendo que se pidan "metas" imposibles, dado que estoy inmerso en el mismísimo salvajismo del capitalismo. Pero también trabajo en una empresa que contiene una Gerencia de Felicidad, aunque no lo crean, sí. Completamente iluso. En realidad, ya dejó de ser una empresa... a mi criterio, es una familia que se lleva mal, que se deja de hablar cuando se le canta y se toman decisiones intempestivas contra quien no pertenezca al grupo "lenguas gastadas", de tanto chuparle el culo al dueño del circo, esa mano negra, esa voz en off que lleva a la perfección la famosa frase "divide y reinarás".
Gente con doble discurso, que te mira a la cara con ojos totalmente mentirosos y te pregunta cuál es tu nivel de felicidad, cuando se van con la cara llena de muecas de satisfacción porque no tenemos otra posibilidad más que agachar la cabeza. Gente casada, que cambia de color como el camaleón a cambio de sexo con el Jefe de turno. Gente que festeja la desgracia ajena, hablando de "bolsas negras" refiriendo futuros despidos. Gente que no tiene la menor idea profesional de la tarea que desempeñan, y a cambio de sus lenguas gastadas pretenden una jefatura. Y se la van a dar.
Es sabido que el que mal anda, mal acaba. Cuánta gente despreciable hay.... Escribo ésto con mucha tristeza, ya que estoy convencido que la solución no es huir porque, como dije, en todos lados se cuecen habas.  No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante, dicen... Entonces, cuál será la solución? Por el momento, lo unico que sabemos es que en un gran barril de serpientes las almas han envenenado... De lo demás, no entiendo nada, por el contrario, cada vez menos. Lo que me queda, es refugiarme en la excelente aventura que vivo día a día cuando cierro la puerta de mi trabajo.