Cuenta la historia que una noche de bar, pidiéndote una birra, allá por el año 2003, nos conocimos. El tiempo hizo que, inexorablemente, forjemos una fuerte amistad, a pesar de los embates de las circunstancias, a través de un sentimiento muy especial que nos une, un lazo que sentimos muy fuerte y nos recorre de cuerpo entero.
El martes me desperté con una noticia que ninguna de los dos hubiera querido conocer por el resto de sus vidas. Dios eligió plantar en su jardín una de las flores más preciadas de la Tierra... Pero gracias a Dios, sin que ésto sirva de absolutamente nada, vale comentarte que vos misma me diste una enseñanza: "cuando tengas un hijo, vas a pensar distinto". Es un momento difícil, en el que lamentablemente no puedo acompañarte como quisiera. Lo respeto. Hoy elegís reflexionar y sobrellevar el momento a tu manera, y desde acá voy a estar esperando ese momento para acompañarte desde el corazón. Cuenta el presente, que hoy tenés un difícil desafío, con un hermoso hijo que te ilumina la vida; que tenés mucha gente que te quiere, y que te quiere bien; que acá hay un amigo que te adora como una hermana y va a estar siempre al pié del cañón. Ese sentimiento que nos unió, hoy es una raíz eterna, y comprendo más que nunca el arraigo de ese sentimiento de amistad hacia vos... más que amistad, hermandad.
Si por alguna de esas casualidades llegás a leer ésto, sabé que acá estoy yo, que espero con unas terribles ansias darte un fuerte e interminable abrazo, y acompañarte en todo.
Mucha fuerza, pendeja!!!!!!!! Sos una luchadora de la vida.
