miércoles, 29 de febrero de 2012

Ruta 40

Vuelvo a posar mis dedos en este espacio. Vuelven a posar sus ojos en las letras de quien otra vez se anima a escribir. Pero esta vez, todo ha cambiado, y con esta descripción no quiero  parecerme a la inconmensurablemente desechable Virginia Lagos en la presentación de sus películas, luego de haberse clavado unos brownies locos. Si no que, directamente, lo que inspiró el nombre de este lugar de catársis, el blog, ha desaparecido.
Acercándome a los veintiseis años de vida, muchas de mis creencias han ido mutando, en realidad, ha crecido mucho mi escepticismo con relación a muchas de las cosas que no son asequibles a la realidad humana, que tengan que ver con un cuentito que me contaron, y así otros creyentes lo van contando de boca en boca porque ,vaya a saber cuál es el motivo, tienen necesidad de creer. Dentro de todo este escepticismo, cuando me encuentro en mi equilibrio, de repente me doy cuenta que lo único que anhelo en mi vida, estaba gritándome hace casi diez años... Cuando caminaba por el barrio haciendo una u otra cosa, cuando lo hacía en bicicleta, cuando iba a cenar a un restaurant con amigos.... Siempre estaba ahí, demostrándome que estaba, y yo nunca me detuve a ver, sí miraba, pero no veía.
La última vez que miré, intenté ver y me eché a andar con todos mis miedos a cuestas, pero decidí hacerlo por varias cuestiones que no se pueden explicar porque sólo se sienten, con dificultad, pero lo hice. Y la realidad, hoy marca que en esa ruta que en otro posteo les contaba me conducía solo, sin iluminación, por una línea ciega que me llevaba hacia no sé dónde, pero muy oscura al fin, y solo, sin siquiera poder tirarme en la banquina a descansar, ni encontrar una bajada donde quedarme y sentirme a gusto, relajado... Esa ruta, parece haberme mostrado una bifurcación en algún momento y, por suerte, esta vez elegí bien. Tomé la bajada exacta, esa que me estaba esperando hace muchos años, que tanto busqué y no veía.
Hoy el nombre del blog ya es una anécdota, que lo identifica como suceso para su nacimiento, pero ya no estoy más Unido Por la Sombra si no, muy por el contrario, el vínculo es extremadamente fuerte, tan fuerte que ya hace peso sobre uno de los dedos de mi mano, aunque éso no hace que pese, de ninguna manera. Tan fuerte, que nuestras vidas ya no se piensan cada una por separado, ya es nuestra, una sola. Tan pero tan fuerte que, definitivamente, este año encararemos un proyecto de vida común, no sólo desde los sentimientos, si no en los hechos...
Las prioridades y pensamientos son totalmente diferentes: ya no me importa la política como la pensaba antes, en forma utilitaria a la resolución de conflictos, de la misma forma que cuando era chico pensaba en el futbol profesional como un deporte genuino. Hoy sé que la política es el cáncer del argentino, es donde todos van a corromperse y de donde jamás saldrán frutos reales, honestos, soluciones que no sean populistas, que no provengan de los dos mangos a la plebe a cambio del voto, que nunca terminarán de meterles el mensaje populista constamentemente, estilo el de las Malvinas  para que la cantidad de gente que lleva anillos en sus narices se arrastre como toda la historia... Hoy sé que la política honesta es como la religión institucionalizada: inexistente y corrupta. Lo único que me interesa saber, es lo que esta ruta tan sorpresivamente hace tiempo me mostró, donde hizo que me quede, paladear ser feliz todos los días sin tener que ser lastimado desde ningún lugar, haber construído algo tan grande, natural y sano como el cielo y las montañas, y que de ése lugar salgan nuestras futuras creencias... Nuevamente, mi gran ídolo me había dado una pista, al decir "rodarás en mí, para ver, qué tan lejos podría ser... está por acá, no lo ves, el lugar ese al que querés ir"....
Hoy por la mañana sentí nuevamente sentí nuevamente esas locas ganas de quererme bien, y sin proponérmelo me siento muy fuerte, sólo por saber que amo a mi mujer...